Continúo todavía con la lectura de "La leyenda del ladrón" de Juan Gómez-Jurado y "Pan y circo" de Yeyo Balbás. O mucho me equivoco, o al menos uno de los libros, sino los dos, lo terminaré esta semana.
Como lecturas generales esta semana cuento con "Shakespeare" de James Shapiro y "Circo máximo" de Santiago Posteguillo.
Shakespeare de James Shapiro
Tras la muerte de Shakespeare, pasaron dos siglos hasta que alguien dudó
de que el autor de la vasta obra que había dejado fuera efectivamente
él. A partir de entonces, se han propuesto docenas de candidatos a la
autoría de lo que se considera, unánimemente, el mejor conjunto de obras
de un escritor en lengua inglesa. James
Nacido en la provincia Bética, junto a la actual Sevilla, Trajano
logró bajo su mandato que el Imperio romano alcanzara la máxima
expansión. Por ahora se sabe capaz de vencer sin problemas a dacios,
partos y germanos. Además, sus legiones le guardan un profundo respeto:
es uno de ellos. Sus cualidades no se limitan al terreno militar. Al
llegar al poder, no dudó en juzgar y desterrar a los gobernantes que se
habían enriquecido de forma ilícita en tiempos de Domiciano. Pero ¿es
posible que cometiera un error al dejar con vida a los corruptos?
En los confines del Imperio, un antiguo senador trama su venganza
mientras se repite una y otra vez que Roma no es para los débiles; en
las cuadras del Circo Máximo, un auriga veterano se prepara para la
carrera más importante de su vida; y un patricio venido a menos,
desesperado por las graves acusaciones que pesan sobre su hija, busca
ayuda entre los poderosos.
Todos tienen motivos para matar o morir. Y todos participarán en un
capítulo de la historia de Roma que está a punto de escribirse con
sangre y acero, en la arena del circo y en tierras lejanas, a través de
batallas, carreras de cuadrigas, juicios, intrigas y códigos secretos.
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